
Resumen de nuestro embarazo, el inicio de la aventura
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Primera sospecha de embarazo: no poder beber café
No poder terminar de beber mi primera taza de café por las mañanas fue lo primero que me hizo sospechar de mi embarazo. Le daba un trago o dos al café y ya no podía beber más durante todo el día, cuando generalmente bebía cerca de 4 tazas diarias. Eso sí, las cuatro de la tarde era mi deadline si no quería pasar una noche de insomnio. El día 31 de enero de 2017 nos confirmaron la gran noticia de que íbamos a ser padres. Estábamos alegres y un poco asustados a la vez porque no nos imaginábamos que fuera a ser tan pronto.
Embarazo sin problemas
En general me puedo jactar de que mi embarazo fue muy bueno porque no sufrí de grandes molestias. Al principio me daba mucho sueño y dormía cerca de dos siestas diarias. También había leído mucho acerca de los ascos y antojos que se sufren durante el embarazo, en mi caso no puedo mencionar antojos, de ascos sólo digo que odiaba la cebolla, que nunca me ha gustado pero en esos meses no la podía ver ni en pintura y lo que mencioné anteriormente del café que no me podía beber, también me daba un poco de acidez durante las noches.
Como a muchos nos pasa, nuestro mayor temor era que el bebé no viniera bien o que le fuera a pasar algo. Pudimos respirar tranquilos cuando nos hicieron un ultrasonido detallado y nos confirmaron que todo estaba en su lugar.
Por lo demás seguía haciendo mi vida normal. En aquel entonces vivíamos en un apartamento que se encontraba en la quinta planta ¡sin ascensor! y yo seguía subiendo y bajando escaleras todos los días para asistir a mis clases de Alemán. También salía a dar paseos al río Rín, a tomar un helado o a algún parque a tumbarme en una banca donde diera el sol y disfrutar que ya había terminado el invierno.
Hay personas que quieren esperar hasta el nacimiento para saber el sexo del bebé pero nosotros nos moríamos de ganas por saberlo, pero cuando íbamos a consulta no se dejaba ver, de hecho no tenemos mas que una foto buena de su carita. Así, fue hasta el quinto mes de embarazo cuando supimos que íbamos a tener un niñito. Sentí su primera patada dos semanas después y desde entonces empezó a ser cada vez más activo, sobre todo por las noches, viniendo con ello los dolores de espalda y en el abdomen bajo.
Baby Shower
Viajé dos veces a Granada para visitar a mi familia y durante la segunda visita como ya tenía la barriga grande, mis hermanas me organizaron un Baby Shower en casa de mis suegros. Invitamos a chicos y chicas porque Juan Pablo tenía ilusión por participar en la fiesta del bebé y, de hecho, hizo un viaje express a Granada para poder estar presente. Además, yo nunca he estado de acuerdo que esto sea sólo una fiesta para mujeres. Hicimos algo sencillo porque este tipo de fiestas no se acostumbran en España, pero todos quedamos felices y nuestro bebé recibió sus primeros regalitos.
Otra de mis ilusiones era tener recuerdos bonitos de mi embarazo pero no me gustaban las clásicas y tiernas fotos de la mujer agarrándose la panza; digo, se ven bonitas en otras chicas pero no me gustaban para mí, así que les pedí a Juan Pablo y a mi hermana que me hicieran algún dibujo en la barriga .

La recta final
Hacia el final del embarazo aumentó la frecuencia de las visitas al médico, pasando de ser una visita al mes, a una cada dos semanas y después semanalmente para hacer el monitoreo de la frecuencia cardíaca, movimientos del bebé y la presencia de posibles contracciones. Éstas últimas nunca se presentaron. Por lo demás me tenía que quedar el doble del tiempo requerido, ya fuese porque el bebé no paraba de moverse ó se quedaba dormido y no se quería mover. Yo de broma le decía a la enfermera que me atendía que mi bebé no se movía porque estaba cansado por las clases de Alemán, que eran de cinco horas diarias.
La fecha prevista de parto había sido estimada para el domingo 17 de septiembre, así que faltando unas 3 semanas para la fecha, me dormía pensando que esa noche podía ser el momento de irse al hospital. Pero los días pasaron y yo seguía yendo a mis clases, tuve una cita en el banco, salía a pasear con mis papás, que vinieron para estar presentes cuando su nieto más chiquito naciera. Llegó la tan esperada fecha y nada, cero dolores, por lo que el lunes 18 de septiembre me presenté en la consulta del ginecólogo y de ahí me mandaron al hospital, en donde me ingresaron. Cinco días después, el 22 de septiembre a las 2:56 de la mañana llegó nuestro bebé y fue entonces donde comenzó nuestra gran aventura: SER PADRES.
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¡Hasta el próximo post!

