
Espacios para niños: su importancia y ausencia
En este post encontrarás:
Espacios al aire libre
Una de las cosas que me más me gusta de vivir en Alemania es que hay muchos espacios para niños y actividades tanto de juego como culturales. Hay grandes parques con zonas verdes, sitios con arena y columpios para niños. En verano se vuelve aún más divertido porque activan unos chorros de agua donde los niños pueden jugar y refrescarse.
El verano pasado, mi hijo ya caminaba y procurábamos salir a algún parque, íbamos al menos 4 días a la semana. De las cosas que a mi hijo le parecían más fascinantes era ver a los patos. Era acercarnos al parque y comenzaba a hacer «cua-cua». Además de mamá, mimi (papá), esa fue una de sus primeras palabras.
Al llegar los meses de otoño-invierno y con ellos el frío y la lluvia (y el maldito viento), se volvieron más difíciles nuestras salidas. Buscamos en internet «parques, sitios para jugar, sitios para niños» pero todos los sitios eran al aire libre. Sin embargo, en Alemania ni el frío ni la lluvia son un impedimento para salir a jugar al aire libre. De hecho, en la guardería nos pidieron que le compráramos al niño botas de agua y pantalón y chaqueta impermeables para que puedieran salir con el niño a jugar al aire libre.
Salidas en familia
Dedicamos los fines de semana a salir a pasear. Principalmente salimos a comer los tres juntos. Buscamos sitios en los que el niño pueda andar y correr, para que así disfrute también de las salidas. Nuestro objetivo es pasarlo bien los tres juntos y no sólamente mi pareja y yo. Para nosotros sí es un problema salir al aire libre en invierno porque no nos apetece estar helándonos durante dos horas y porque, quizás, aún no nos hemos «alemanizado» lo suficiente. Por lo que los sitios a los que vamos se limitan a dos. Dos grandes centros comerciales en donde tienen zonas de comida y grandes pasillos. Así que vamos primero a comer y después vamos con el niño a caminar por los pasillos, entramos a una librería donde hay una zona para niños y se pone a jugar con juguetes. Pero, definitivamente, de lo que más disfruta es de recorrer los pasillos a lo largo y ancho.
Un kindercafé

Hace poco encontré en internet un Kindercafé, llamado Pantakea, enlace aquí. Nuestro hijo ha comenzado a decir «calle, calle» cuando tiene ganas de salir y además, va a la entrada de la casa por sus botas y su abrigo. Así que los domingos, con frío, lluvia y pocas ganas de salir, nos animamos a ir a este lugar. Vale mucho la pena porque por primera vez estamos en un sitio, como su nombre lo indica, dedicado 100% a los bebés y niños.
Es un sitio donde cobran la entrada (menos de 3 Euros) pero no estás obligado a consumir ningún producto. Hay muchos juguetes que los niños y bebés pueden tomar y jugar sin ningún problema. No hay mesas ni sillas alrededor y los niños pueden moverse libremente. Podemos dejar los carritos afuera porque el mismo sito te presta un candado para que puedas asegurarlos. Además, como padres podemos dejar a los niños a su aire sin preocuparnos de que se quieran salir a la calle porque hay seguro para niños en la entrada.
El extra para los padres es una pequeña barra donde sirven bebidas y snacks, aunque también puedes llevar tus propios alimentos. De hecho tienen un cartel en donde dice que puedes pedirle al personal que calienten la comida o leche para tu hijo/a.
El espacio que más le gustó a nuestro hijo fue un arenero grande donde tienen muchos juguetes y estuvo entretenido llenando y vaciando barquitos y cubos.
Aunque sólo estamos un par de horas, pudiera contar muchísimas cosas sobre esta linda experiencia que tenemos ganas de seguir haciendo.
Ausencia de espacios para niños

Esto me hace pensar en las dificultades que tenemos los padres a la hora de querer salir con nuestros hijos. En mi ciudad natal, tener coche es primordial, se va en coche a todas partes. El querer salir a caminar un par de calles con el carrito del niño era una odisea: las aceras, además de estrechas, estaban a desnivel, los coches tapando accesos, casi ningún paso de peatones, etc.
La última vez que viajamos a México a visitar a mi familia, alguien me dijo que habíamos llevado en vano el carrito del niño. Y así fue porque nos desplazábamos a casi todos los lugares en coche. Como contraste, en Düsseldorf nos movemos a pie todo el tiempo y podemos ir con el carrito del niño prácticamente a todas partes.
Este tipo de situaciones pasaban desapercibidas para nosotros hasta que fuimos padres. Entonces nos dimos cuenta de la necesidad de lugares para los niños, especialmente en las grandes ciudades donde la carencia de espacios de desahogo es importante. En definitiva, uno percibe entonces que el mundo no está también pensado para los más pequeños y que, de alguna manera, se está forzando su integración a una sociedad implacable que no mira lo suficiente por la salud mental de las futuras generaciones. Desde aquí me gustaría hacer una llamada a la reflexión sobre este asunto, que opino es crucial y no se le está dando la importancia que realmente tiene.
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Un comentario
Violeta Jimenez
Ainsss.. qué sitio más chulo el del arenero. Pero a ver quién es el guapo que pone un arenero dentro de una casa aquí con el poco civismo que hay.
Cuando mi ratona era pequeña, siempre estabamos en el parque. Aquí la temperatura no es muy mala en invierno, si te pones abrigo y bufanda. Apenas llueve. El problema es el verano que hace un calor de espanto. Así que de normal nos ibamos mucho al parque, los días gordos de lluvía o calor tiramos más de cafeterías con piscina de bolas y castillos hinchables, y tal…
Ahora durante la semana tenemos extraescolares. Jugar en invierno jugamos en casa y con los vecinos en el garaje cuidando que no se pongan en medio cuando van a aparcar los coches. Durante los fines de semana aprovechamos para ir al parque y si hace frío o calor en verano, vamos a esas cafetería.
En fin.. cerca de casa tenemos un super parque pero es muy árido, pero allí llevo a mi ratona y al peludo a pasear. Luego buscamos otro parque con columpios para terminar de desfogar.
Besazo